"Piensa como un artista" Will Gompertz

Will Gompertz es considerado uno de los más importantes periodistas de arte moderno del mundo, escribiendo para The Times y The Guardian y entrevistando a los principales artistas de arte contemporáneo como Yoko Ono o Luc Tuymans. Ex director de comunicación de la Tate Gallery y actualmente director de Arte de la BBC, Gompertz ha sido nombrado uno de los pensadores creativos más importantes por la revista Creativity.
Además de Piensa como un artista, Gompertz escribió ¿Qué estás mirando?, que trata sobre la historia del arte moderno y todas las dudas que giran en torno a él. Nuevamente, Will Gompertz analiza a los artistas desde su base, desde su humanidad. Así se descubre el porqué de sus exitosas obras, las anécdotas que las rodean y de dónde vino esa inspiración.

          Centrémonos ahora en el libro leído, Piensa como un artista, de la editorial Taurus y con fecha de publicación en noviembre de 2015. El libro se divide en once capítulos que empiezan con una breve reflexión o introducción al tema que se va a tratar. En cada uno se habla de una característica de los artistas, por ejemplo, “los artistas son valientes”, “los artistas se paran a pensar”, o “los artistas roban”. Después, ejemplifica con anécdotas o entrevistas con artistas de todas las épocas a los que les ocurrió algo semejante al tema que Gompertz expone.
          Resumidamente, el libro rompe con los clichés que la sociedad tiene sobre los artistas como que sus obras son resultado de la “inspiración divina”, que simplemente empiezan a pintar y surge una obra maestra, que nunca fracasan, que su éxito es un cúmulo de casualidades y suerte, etc. En los últimos dos capítulos lanza una idea en cuanto a que todas las escuelas deberían ser de arte, y por consecuencia las empresas también, porque en un mundo tan acelerado y tecnológico, la creatividad va a ser muy valorada y necesaria.

          En cuanto a mi opinión personal, creo que regalaré este libro a varias personas, ya que tanto él como las circunstancias que me rodeaban en el momento de leerlo me han llenado de creatividad y me ha hecho ver que el error es necesario, que el trabajo de calidad no surge de la nada. Empecé a leer este libro en el avión de camino a Londres, iba a pasar cuatro días con una pianista, conocida mía, que estudia el máster en la Guildhall School of Music and Drama, una de las escuelas de música más prestigiosas de toda Europa. Al igual que Gompertz comenta, los artistas tienen una imagen de bohémicos, de vida perfecta centrada en lo que les gusta, sin preocupaciones más que la de crear. Yo llegué con la misma idea de Celia. Una chica seria y formal que se sienta delante del piano y sus dedos fluyen sobre las teclas tocando impecablemente obras de Bach o Beethoven. Lo que me encontré me golpeó de lleno aplicando los primeros capítulos del libro. Celia era una chica normal y corriente, que se despierta con pereza a las ocho de la mañana y se encierra en una cabina de piano de 9 a 21h. Que se equivoca y repite una y otra vez, que sus dedos a veces no son capaces de conseguir la velocidad que la obra le pide.

          Me hizo reflexionar todo aquello, porque yo como estudiante de artes también debo dedicar muchas horas a lo que hago y “ensayar” antes de pintar cualquier trabajo o encargo. El problema estaba en que yo hasta ese momento no aceptaba el más mínimo error. Pensaba que la forma de aprender y progresar era hacerlo rápido, bien y a la primera. Cualquier equivocación me hacía ver esa práctica como un fracaso y no como un paso hacia delante.
          Dejando a un lado mi anécdota, hay varios puntos y capítulos completos del libro que me gustaría destacar, ya que son los que más han repercutido en mí: en primer lugar, la lista de “Los diez mandamientos” escrita por los artistas de la performance Gilbert y George que recoge los siguientes puntos:
1.     Haz solo una cosa a la vez
2.     Entiende el problema
3.     Aprende a escuchar
4.     Aprende a hacer preguntas
5.     Distingue el buen juicio del sinsentido
6.     Acepta el cambio como inevitable
7.     Admite tus errores
8.     Di las cosas con sencillez
9.     Sé tranquilo
1.  Sonríe
Evidentemente y como aprendiz que soy, no cumplo ni el 50% de los puntos, pero quiero ver esta lista como mis propósitos a lo largo de la carrera porque realmente considero que son necesarios para ser eficiente.

A continuación me gustaría remarcar el capítulo 5: “los artistas son escépticos”, y cito un fragmento de la introducción. “Cada mínima incisión del cincel del artista es una pregunta. ¿Qué ocurre si cincelo este volumen de piedra? ¿Tomará el torso la forma que quiero? Estas preguntas llevarán después a hacerse otra pregunta más: ¿ha funcionado como quería? La forma resultante es la culminación de cientos, si no miles, de preguntas como estas, a las que siguen siempre decisiones que a su vez conducen a más preguntas y más evaluaciones”. No he querido quedarme con la primera idea que plantea Gompertz, sino que lo he interpretado como PACIENCIA. La paciencia en un artista es algo completamente necesario. Una obra requiere plantear la idea, elegir los materiales y el soporte, pesar en el boceto, encuadrarlo, combinar colores y un largo etcétera. La falta de paciencia es uno de mis grandes errores y creo que de mi generación. Acostumbrados a la inmediatez de la tecnología, del mundo de Internet que nos da todo con un solo clic, cualquier tarea que implique mucho tiempo de meditación antes de ver un resultado aceptable nos abruma.

          Por último y considero que el más importante, destaco el capítulo 8: “Los artistas son valientes” pero modifico el título a “cualquier persona que haga algo que merezca la pena es valiente”. Como dice Will Gompertz, no se refiere a un valor asociado al conflicto ni al peligro físico, sino a la valentía psicológica de exponer tu trabajo y parte de tu esencia a un grupo de personas que parten de una base de rechazo. La duda y el miedo al fracaso pueden paralizarnos, es evidente que a nadie le agrada ser criticado. Pero es necesario tener picardía, ser atrevido hay que tener fe en nosotros y en nuestro trabajo, es decir, estar en una situación fuera de nuestra zona de confort. El ejemplo que esta vez se nos propone es el caso de Miguel Ángel con la Capilla Sixtina. Miguel Ángel no se sentía ni de cerca capaz de realizar ese proyecto que el Papa le había enviado. Tenía miedo al fracaso. Finalmente aceptó y decidió que si el trabajo iba a ser un fracaso, iba a fracasar espectacularmente, por lo que diseñó una composición técnicamente compleja para que así nadie pudiera cuestionar su profesionalidad. Evidentemente la obra fue y sigue siendo todo un éxito pero, como dije, Miguel Ángel tenía miedo.

Esta idea hace que sienta a todos esos artistas que han hecho historia menos idealizados, más humanos, más yo. Conectando con lo primero que comenté, tengo un miedo enorme al error y muchas veces desecho una idea por miedo al resultado antes de intentarlo. Por lo que no voy a permitirme tener miedo a crear. Es una barrera que bloquea mi creatividad y que me ata a lo que ya he hecho antes y a lo seguro.

Dado el impacto que ha tenido este libro sobre mí y como pequeño proyecto personal, aquí enumero otros autores y títulos que trabajan este mismo tema o similares que me gustaría leer:
-Genios del diseño de Gavin Ambrose y Paul Harris
-El pensamiento creativo de Edward del Bono
-¿Qué estás mirando? De Will Gompertz
-Pequeñas apuestas de Peter Sims
-Los mitos de la creatividad de David Burkus
      - El efecto Medici de  Frank Johansson

Eva Gutiérrez
Imagen tomada por Eva Gutiérrez



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